¿Qué define una cultura de alto rendimiento?
Una cultura de alto rendimiento es un entorno físico o virtual diseñado para que los trabajadores sean lo más eficaces posible a la hora de apoyar los objetivos empresariales y proporcionar valor.
La definición de “alto rendimiento” desde el punto de vista del equipo es: un grupo de personas que comparten una visión, unos objetivos y unas métricas comunes y que colaboran, se desafían y se responsabilizan mutuamente para lograr resultados extraordinarios. Se reconoce a un equipo de alto rendimiento porque sus miembros tienen una visión clara y compartida de hacia dónde se dirigen y qué quieren lograr.
Las frases clave aquí son: visión común, objetivos, colaboración, desafío y responsabilidad mutua.
¿Cómo se consigue que todo el mundo esté de acuerdo, cómo se consigue que se adhieran a la visión y que pasen de las cosas en las que no están de acuerdo? Es uno de los mayores retos del liderazgo y de la administración de proyectos de cualquier tamaño. Es muy importante, porque si todos estos conceptos se alinean, se tiene uno de los indicadores de éxito más importantes para su negocio.
La cultura es la clave del alto rendimiento: la gente quiere “venir a trabajar”, independientemente de su función o del tamaño de la organización.
Una cultura de alto rendimiento consiste en optimizar el rendimiento de los equipos sin perjudicar su satisfacción, compromiso y moral. Se trata de un equilibrio, y conseguirlo no se consigue de la noche a la mañana. No hay un enfoque único para todos cuando se trata de construir una cultura de trabajo.
Sin embargo, entender las características comunes de una cultura de alto rendimiento puede ayudar a guiar el liderazgo de su organización, los estilos de administración, la comunicación, el sistema de revisión y más para sacar lo mejor de sus equipos. He aquí cinco características comunes que definen una cultura de alto rendimiento:
Misión y objetivos compartidos, Cultura de alto rendimiento.
Las organizaciones de alto rendimiento entienden cuáles son sus valores fundamentales, su misión y su propósito. Consideran que estos valores fundamentales son la fuerza que guía todos los aspectos de su negocio. Todos los equipos se relacionan con la visión de la empresa, lo que les permite comprender mejor por qué su trabajo es importante y cómo marca la diferencia para sus clientes y la comunidad en general. Esta comprensión compartida ayuda a los equipos a fijarse objetivos más inteligentes, a trabajar mejor con sus compañeros y a llevar a cabo más proyectos y tareas.
Capacitación de los equipos
El rendimiento prospera cuando los equipos tienen libertad para trabajar de forma independiente y los administradores confían en que sus equipos están bien equipados para alcanzar los objetivos de la organización por sí mismos. Dicho esto, hay que tener cuidado de que el empoderamiento no se convierta en abandono.
Los equipos deben seguir recibiendo orientación sobre lo que se espera de ellos y por qué. Esto fomenta la responsabilidad y la confianza.
Sin esta orientación, pueden preguntarse cómo están actuando o si están tomando las decisiones correctas. Además de la orientación basada en las funciones, los equipos también deben recibir las herramientas tecnológicas y los recursos necesarios para mantener su productividad y rendimiento. Anime a sus directivos a implicar a sus equipos en cualquier decisión de alto nivel y a escuchar sus comentarios antes de actuar.
Aprendizaje y desarrollo continuos, Cultura de alto rendimiento.
Las organizaciones de alto rendimiento suelen tener también una mentalidad de crecimiento. Fomentan el aprendizaje continuo, dando a los equipos diferentes oportunidades para actualizar sus habilidades y mantenerse al tanto de las tendencias clave de la industria. Los líderes de la organización entienden que el éxito no se materializa con una fuerza de trabajo desvinculada. Los equipos que están motivados cuando se les contrata por primera vez pueden perder rápidamente esa motivación si se enfrentan constantemente a obstáculos que no tienen la capacidad de superar.
Si usted invierte en el crecimiento de sus equipos, éstos serán capaces de enfrentarse a más situaciones difíciles. Esto fomenta la confianza, alimenta el entusiasmo y les anima a seguir superando sus límites. Intente realizar análisis de las carencias de habilidades con regularidad para organizar programas de aprendizaje útiles. Asegúrese de que las habilidades blandas, como el liderazgo, la administración del tiempo, la resolución de problemas, la toma de decisiones y la adaptabilidad, no se olviden en favor de centrarse únicamente en las habilidades duras.
Comunicación y colaboración abiertas
En las organizaciones de alto rendimiento, los equipos colaboran eficazmente, trabajan con un objetivo común y se apoyan mutuamente.
En las organizaciones con trabajadores remotos, múltiples sucursales o grandes necesidades de viaje, los equipos utilizan herramientas de comunicación modernas para mantenerse en la misma página.
Los líderes de alto nivel fomentan la comunicación abierta interactuando con sus equipos, compartiendo actualizaciones de la empresa, respondiendo a preguntas, intercambiando ideas, pidiendo sugerencias y escuchando los comentarios.
Estos gestos contribuyen en gran medida a crear una conexión más profunda entre los equipos y su organización.
Agilidad y seguridad, Cultura de alto rendimiento.
Una organización demasiado rígida no sobrevivirá a la velocidad a la que el mundo cambia cada día. Por eso la agilidad es un componente clave del alto rendimiento. Sin embargo, es difícil que los equipos se adapten si les preocupa asumir riesgos. Como responsable de RRHH, es importante darles cierta seguridad para que puedan ver el cambio como una oportunidad y no como una amenaza.
Asegure a sus equipos que la innovación es apreciada en su organización y que cometer errores está bien. Si están preocupados por una situación externa, haga lo que pueda para aliviar esas preocupaciones. Cuando los equipos se sientan apoyados y seguros, podrán adaptarse mucho más fácilmente y abordar el fracaso con una mentalidad más positiva. Con el tiempo, la agilidad se convertirá en una habilidad practicada en la que los equipos no sólo cambiarán de dirección en los momentos adecuados, sino también de la forma correcta para que su organización siga prosperando.
Administración eficaz del rendimiento.
Las organizaciones con una cultura de alto rendimiento hace tiempo que renunciaron a las revisiones anuales del rendimiento. Este sistema es demasiado rígido, ya que sólo da a los equipos la oportunidad de recibir comentarios una vez al año. En su lugar, las revisiones del rendimiento deberían hacerse trimestralmente o, como mínimo, una vez cada seis meses.
Esto ayuda a los equipos a mantenerse entusiasmados con sus revisiones, y ayuda a los gerentes a ponerse en contacto más a menudo y a recibir comentarios de los miembros de su equipo también. Esto puede hacer que todos sean más conscientes de sus puntos fuertes y de cómo están contribuyendo a los objetivos de la organización. También puede ser una buena forma de que los directivos orienten mejor a sus equipos, ayudándoles a superar sus puntos débiles y otros retos que se les presenten.
Conclusión
En esencia, una cultura de alto rendimiento impulsa la innovación, la creatividad, la responsabilidad, el crecimiento y la colaboración. El éxito de este enfoque depende de lo bien que entienda sus características, lo comunique a sus equipos y lo alinee con sus prácticas cotidianas en el lugar de trabajo.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!